martes, 27 de mayo de 2014

La perfección no existe

Esa obsesión por criticar y desprestigiar a los profesores; es gracioso cuando es criticada por personas que no tienen apenas criterios ni datos para hacerlo, pero por qué no, si la mayoría lo hacen. Y digo es gracioso porque precisamente esta profesión es la base de todas las demás, me explico, todas las profesiones parten de los estudios de primaria y secundaria, que casualmente son impartidos por profesores.
 Me llama la atención como parece que sólo hay maestros malos, porque cuando son buenos no se habla de ellos, pero es que en ningún oficio o sector existe la perfección absoluta. Siempre hay algo que mejorar, siempre.

Se dice que la misión de la escuela y la función de los docentes queda reducida principalmente, como hasta ahora, a la transmisión clara y consistente de  conocimientos y a la clasificación objetiva de su reproducción en exámenes y pruebas, por lo que podemos dar por terminada en breve nuestra tarea profesional; esto sería verdad si quisiéramos seguir con la escuela que tenemos hasta ahora, pero para cambiarla estamos los futuros docentes. Hay que dar un gran giro y dejar atrás los típicos controles en los que el niño simplemente expulsa todo lo que ha memorizado, para luego olvidarlo en dos semanas.

Tenemos que dejar de pensar en notas, resultados, pruebas, exámenes, calificaciones... no sirven.  Los niños tienen que ser protagonistas de su propio aprendizaje, adquirir habilidades y actitudes tan importantes como el aprendizaje de conocimientos. Si conseguimos esto formaremos a personas capaces de interpretar los fenómenos y los acontecimientos que ocurren a su alrededor y no simplemente a niños que sepan analizar una oración compuesta.

Es importante que desarrollen la capacidad crítica, la responsabilidad individual, el trabajo colaborativo, la eficiencia y la facilidad de expresar sus opiniones; esto puede ir desarrollándose poco a poco si desde pequeños los enseñamos a trabajar en grupo, a interactuar y a desarrollar destrezas que aumentan la autonomía en el aprender.

Como dice Rojas (2005) todo esto prepara a los estudiantes para los puestos de trabajo, aumenta su motivación y hace la conexión entre el aprendizaje en la escuela y la realidad. Para todo esto podemos utilizar el aprendizaje basado en proyectos.

Otra cosa que no podemos dejar atrás es la evaluación, la mayoría de maestros proponen trabajos en grupo, pero casi todos  califican el resultado final, no las competencias implicadas.
Estoy  totalmente de acuerdo con Paco Espadas cuando dice que la calificación resuelve por eliminación los problemas del aprendizaje, y es que como él bien dice apartar de los hospitales a los enfermos graves puede hacer que parezcan más eficaces, pero es una medida que en nada mejorará la salud de la población. Calificar perjudica el proceso de enseñar y aprender en un ambiente de mutua confianza y es injusta con los menos favorecidos.
Hay que ir observando y evaluando el proceso de aprendizaje, que tiene más importancia que el resultado obtenido. Independizar en la práctica la evaluación de la calificación, y basar la evaluación en la recopilación de datos múltiples y variados a través de la utilización de técnicas flexibles y adaptables al contexto, no en controles.

La verdad es que es difícil hacer todas estas cosas, todas estas destrezas que tienen que aprender, estando motivados, trabajando en grupo y encima no poner notas, no calificar un resultado final. Pero esto es lo que va hacer cambiar las cosas, ya que memorizar y hacer un examen no tiene sentido si vas a olvidarlo. Además para que sirve que te sepas todos los ríos del mundo, será mejor que los maestros enseñemos a nuestros alumnos a buscar información por ellos mismos, a sacar conclusiones y reflexiones y a saber desenvolverse en un mundo que cambia constantemente.

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